jueves, 31 de julio de 2008

No sé quién lo escribió, recuerdo que lo escuché recitado en la radio, creo que en Radio 2. Ordenando papeles, ha aparecido, copiado a lápiz en la última página de una libreta vieja:
...en la mañana del Día del Juicio/ cuando levante mi cabeza del polvo/ será para buscarte a ti/ para conversar contigo.

martes, 29 de julio de 2008

Lámparas ardiendo (Joan Wasser, "Eternal Flame")

Cuerpos elásticos, la piel rubia y el pelo perfumado de sal. Crepúsculos verdes sobre el oro del mundo. Viento y brisa y nubes pintadas sobre un cielo transparente y puro: el candor de la realidad que era entonces inmaculada. A todo eso huele la cera derretida de una vela que arde a mi lado, cuyo perfume es el de la madera encerada de la casa de los veranos. Un perfume que, intacto tras todo el invierno, te invadía al abrir la casa en el primer día de vacaciones cantábricas. A todo eso huele esta vela, esta noche pura de verano en África.

sábado, 19 de julio de 2008

Luis Cernuda

Muchos de sus versos están metidos en mi cabeza desde hace años. Sus perfumes carísimos, sus perfectos trajes y el pelo impecable siempre y los ojos oscuros de dolor. Sus palabras perfectas, en un español de difícil sencillez. Hace unos días leí estas palabras conmovedoras que sobre Cervantes escribió : ...quienes sólo afecto, admiración y respeto sentimos hacia él. No tengo sino alargar mi brazo y alcanzar su libro para tocarme con Don Quijote, hablándome y acompañándome como nadie en este mundo me habló ni me acompañó jamás. Enfermo de literatura y enfermo de vida -qué reveladora esta reflexión en un ensayo sobre Juan Ramón: desde su torre de marfil pudo otear allá abajo a los hombres que se afanaban miserablemente y cuyos afanes nunca compartió ni le interesaron- hay algo en él, hombre y poeta, que me conmueve siempre, quizás su aceptar entero el dolor y transformarlo en más vida. Valgan estos versos:
Pero tu y yo sabemos,
... cuánto vale una noche como ésta, indecisa entre la primavera última y el estío primero,
este instante en que oigo los leves chasquidos del bosque nocturno,
conforme conmigo mismo y con la indiferencia de los otros,
solo yo con mi vida,
con mi parte en el mundo.

David

Tiene nombre de rey y no ha cumplido aún los seis meses. Su risa y sus brazos rubísimos tocándome y buscando refugio en mí fueron un bálsamo para mi alma, porque sin las malditas palabras -sin pensamiento, sólo piel con piel, verdad con verdad-, me conmovió. Sus enormes ojos azules me miraban sin pedir nada, sin decir nada, sin palabras, y recostaba en mi pecho su cabecita dorada. Y ese peso suave, su piel oliendo a vida y a ternura, me pusieron otra vez en medio de la vida, pensando qué insignificante y qué grandioso este vivir nuestro, qué llenas de silencio la bondad y la verdad y la belleza.

jueves, 17 de julio de 2008

Luna llena

Luna llena sobre el mismo mar de todos los veranos, reflejada sobre el mar inmenso y cercano, que casi toco. Es de noche y bien podría ser ésta la noche emblema de todas las noches de verano en el Sur: estamos solos y eso es bueno, no ocurre nada más que la belleza, en estado absoluto y purísima, manchada de vida.
El tiempo huye y todo continúa y estamos dentro del tiempo y es nuestra obligación seguirlo, continuar, aunque no sepamos adónde ni por qué. Ha comenzado el tiempo de las despedidas: de las grandes ilusiones, de las noches sin madrugada, de la irreflexión, del todo y siempre. Y eso es bueno y así nos lo dice la luna inmensa y cercana, absoluta y pura, manchada de vida y de tiempo, bendiciendo con su plenilunio nuestra soledad y nuestro desamparo.
Pasó la juventud
y la tormenta se perdió en el campo,
igual que en un paisaje
lleno de infinitud.
Hay un cáliz de luz
que se olvidó la tarde en la veleta.
Oro y carmín, rebosa su brebaje.
La inmensidad azul de la meseta
huele a tierra mojada y a aire puro.
Pasó la juventud.
Nos queda por vivir todo ese tiempo
que llaman plenitud.
Disponte a ser feliz. Va a ser muy duro "Los páramos" Andrés Trapiello

martes, 15 de julio de 2008

Desierto

Cuando ha pasado el tiempo, todo el tiempo, y estamos en terreno desconocido. Fuera del mundo, en cualquier lugar donde yo esté, donde tu estés, y salga otra vez la luz de un nuevo día. A la intemperie. Siguiendo tu sabiduría, anterior a la verdad y más allá de la certeza: cordialidad, silencio, ternura, risa salvaje. Cuando ya nada vale: las palabras han dejado de significar. Piel con piel, bondad con bondad, compasión. De pérdidas y adioses, de los milagros de la calma. Del desierto y su fulgor.

jueves, 10 de julio de 2008

Adolescencia

Ha llegado el momento del verano en que somos sólo cuerpo. Y, así, nuestro cuerpo piensa mejor que nuestra mente: pide poco, recoge mucho, todo lo absorbe, participa siempre, está, en medio del mundo hermoso. La ciudad adolescente me ha ayudado como todos los veranos a convertirme en cuerpo. La ciudad de las aguas. La ciudad de la piel.

miércoles, 9 de julio de 2008

Consolación

Hoy he visto a mi abuela por la calle. El mismo aire de ensimismamiento y de atención, a un tiempo despistada y fija en las cosas. Deambulaba por el mercado, entre los puestos de breuas, dátiles y frutos secos, lo miraba todo muy despacio. Estaba sola, era mayor y muy hermosa. Su rostro, lleno de cosas dolorosas y tiernas, lleno de vida y de verdad.

lunes, 7 de julio de 2008

Acqua

La mejor manera de entender el mundo es guardar silencio, mirar, callar. Y sonreír, hacia dentro.

jueves, 3 de julio de 2008

Grandes

Quienes ríen, con motivo y sin motivo: los sabios, los valientes. Los que han hecho de la educación y de la calidez del alma un bandera. Quienes tocan y saludan con el cuerpo, quienes están cerca y sonríen y hablan sólo de cosas buenas. Los alegres. Los que, habiendo elegido entre la nada y la tristeza a la tristeza, no nos dan el tostón con sus dolores y le sacan punta a la vida. Los hermosos. Los vividos y por ende los clementes. Quienes han elegido la bondad, pese a todo, pese a todos. Esa raza de valientes que viven a la intemperie, que nunca harían daño. El linaje de los héroes, que el mundo llama locos, santos, raros.

martes, 1 de julio de 2008

Casillas

Los dioses no tienen otra más sustancia que la que tienen ciertas personas. Yo he estado con algunos en estos días. Repaso:
- Quien lo ha perdido todo, y ríe.
- Una mujer llena de proyectos, proyectos pequeños: un abanico precioso pintado por ella, con diferentes y únicos motivos, para cada compañera, conocida y amiga o no, un proyecto ilusionante de lecturas históricas, el cuidado de la madre enferma en casa, el amor a los hijos de diferentes edades y trayectorias, la inmensa generosidad. Quien no tiene tiempo para nada, tiene tiempo para todo.
- Quien, tan educado como alegre, se acerca a desearte feliz verano, y piensas que así será porque quizá te ha contagiado con su deseo de su vida armónica, pequeña y completa.
- La mujer hermosa que no te conoce y entra feliz en tu casa a preguntarte y a hablar y a resolver dudas y viene con su hija que apenas habla y se mantiene ya en un equilibrio torpe. La mujer hermosa gesticula, ríe, es feliz, porque su cuerpo pleno así lo dice, y tiene las uñas de las manos delicadamente pintadas de un rojo intenso y es la plenitud.
El grito feroz y continuado de un hombre silencioso al levantar el trofeo deportivo frente a los ojos de Europa es el resumen y el emblema en el aire de todos los dioses de carne y hueso, a todos los recoge en su plenitud y en su valor.
Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo. "Espacio" Juan Ramón Jiménez