jueves, 17 de julio de 2008

Luna llena

Luna llena sobre el mismo mar de todos los veranos, reflejada sobre el mar inmenso y cercano, que casi toco. Es de noche y bien podría ser ésta la noche emblema de todas las noches de verano en el Sur: estamos solos y eso es bueno, no ocurre nada más que la belleza, en estado absoluto y purísima, manchada de vida.
El tiempo huye y todo continúa y estamos dentro del tiempo y es nuestra obligación seguirlo, continuar, aunque no sepamos adónde ni por qué. Ha comenzado el tiempo de las despedidas: de las grandes ilusiones, de las noches sin madrugada, de la irreflexión, del todo y siempre. Y eso es bueno y así nos lo dice la luna inmensa y cercana, absoluta y pura, manchada de vida y de tiempo, bendiciendo con su plenilunio nuestra soledad y nuestro desamparo.
Pasó la juventud
y la tormenta se perdió en el campo,
igual que en un paisaje
lleno de infinitud.
Hay un cáliz de luz
que se olvidó la tarde en la veleta.
Oro y carmín, rebosa su brebaje.
La inmensidad azul de la meseta
huele a tierra mojada y a aire puro.
Pasó la juventud.
Nos queda por vivir todo ese tiempo
que llaman plenitud.
Disponte a ser feliz. Va a ser muy duro "Los páramos" Andrés Trapiello

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