martes, 24 de febrero de 2009

Audrey Hepburn

Viendo ayer a Penélope Cruz, oyendo su voz quebrada llena de belleza, recordé inmediatamente a la Hepburn. En youtube he visto hoy a Audrey Hepburn recoger su Oscar por Vacaciones en Roma. Lo que en la española hay de hermosura y claridad es en Audrey Hepburn otra cosa: fuerza de los débiles, cristal de hierro, materialidad del espíritu. Hay que oír esa sonrisa y ver esas palabras que, tras levantar la mirada y abrir sus ojos perfectos, pronuncia, imbatible, generosa, llena de luz sacada de la oscuridad : I´m terribly happy. A veces lo absoluto se encarna en algunas personas, desde dentro. Esas palabras de Audrey Hepburn me han acompañado todo esta tarde luminosa y atareada en África: la fortaleza imbatible de lo débil.

jueves, 19 de febrero de 2009

Oriente

Del día de hoy, un día entre los días, recordaré el sol potente de mediados de febrero que inundaba el patio de recreo. Toda la fiesta estuvo bañada de luz: por las ventanas, rendijas y puertas entraba una claridad de ya primavera. También recordaré a mis alumnos mayores vestidos con batas blancas, como químicos novatos, su gran seriedad, el interés profesional con que me mostraban las trucos que la Física hace con cargas eléctricas, imanes y tubos conductores. Mis alumnas de Letras, llenas de una inmensa alegría, vestidas de divinidades griegas -Gea, Afrodita, Artemisa,...- y un Zeus barbado y cano, el único alumno varón entre todas las mujeres. Un precioso dragón chino articulado recorriendo los patios. Mis compañeras vistiendo saris de color celeste y oro, azafrán y encarnado, kimonos rojos de seda barata. Caracteres chinos, haikús. Los tres monos sabios -Kikazaru, Iwazaru, Mizaru-, que en nuestras paredes, reproducidos con grafitii, ven, hablan, oyen. No sé si era la luz nueva o el día de descanso sin actividad académica, no lo sé, pero la certeza fue clara: felicidad absoluta de estar vivos, privilegio de ser joven entre los más jóvenes, luz de la cultura, vencido el invierno por nuestra propia luz.

lunes, 16 de febrero de 2009

Victoria

Cuánto me han servido estos días últimos de la semana pasada, de lunes creo a viernes al mediodía, en los que la luz fue por unos días luz de primavera. Desde lo hondo de un invierno especialmente frío, la luz, inmensa, nueva. Cuántas cosas me ha traído esa luz, dispares y homogéneas al tiempo: el escudo de la Universidad de Granada, mi rostro recién afeitado y bañado de luz, los cielos rosas de África, el mar nuevo, abierto, mediodía. Y una ilusión, una esperanza, aún de juventud, terca, por la maravillosa vida.