viernes, 21 de marzo de 2008

Viernes Santo II

Como si fueran a saludar a un príncipe de la tierra, vestidas de domigo y contención, las carnes maceradas también, recorren las dos travestis la iglesia en la mañana del Viernes Santo. Esplende el mediodía en el exterior, la luz vulgar y milagrosa de la costa de Málaga. En el Monumento, Tabernáculo alumbrado por siete velas de aceite, mi Dios, mostrándose. Un Crucificado frente al altar desnudo y devastado.
Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no el de los filósofos y de los sabios, déjanos hoy otra vez llorar tu muerte y tus dolores, sentirte hombre de dolores, acostumbrado al sufrimiento. Déjanos contemplar tu rostro donde están también nuestros dolores y nuestras muertes. Déjanos tu dolor y tu verdad, que nos traspasen. Que todas las luces del mediodía y todas las oscuridades tengan sentido.
Super ipsum continebunt reges os suum. Liber Isaiae 52, 16

viernes, 14 de marzo de 2008

Canción

Hay momentos en que la existencia entera está cantando una canción, y lo sentimos sobre todo en estos días de marzo en los que las tardes van abriéndose a otra luz y las mañanas anuncian cosas nuevas, de cuando éramos felices. Luz, de nuevo. Canción total que nos incluye: la canción que mi hermano me regaló, feliz junto a un río en Pontevedra, y que dice "hey, ya", el dolor de las vidas que quizás pueda mitigar, de alguna manera: la mezquindad y la grisura del alma siempre vencida por los hermosos buenos, el tiempo abierto que nos dice "hola", todos los seres de luz y de pureza que nos dicen que vivir es una religión.

domingo, 9 de marzo de 2008

Primera tarde, luz de cristal, luz para los hombres, cauta y exacta. El azul del mar es el azul del mar en las películas de piratas, en los mares del Sur, el sol de la tarde es el sol de las tardes de la infancia y la brisa esta ahí para nosotros, sólo para nosotros. El tiempo está parado y el día es eterno. Leo estos verso:
...A todo lo que somos, en fin, cuando los días
pasan tranquilos como el agua clara
y hallamos nuestra mejor parte
en la rica trama de las cosas naturales
"Herencias" José Carlos Llop

domingo, 2 de marzo de 2008

Crepuscular

De toda la luz que tu me has regalado, y después de las de la alegría y la cordialidad como ética, la más alta es la luz del crepúsculo. Luz que tanto temí tantos años. Tu me has regalado tardes nuevas, cuando la luz de tu Sur, en la costa, bajo el cielo inmenso, nos baña de oro y nos dice: es aquí, es ahora.