viernes, 22 de marzo de 2013

Basta abrir la puerta del alma

Basta abrir, la puerta, coger la gabardina y salir al aire de la calle. La ciudad, anodina en la tarde del viernes, brilla con el fulgor de las cosas únicas, que duran un instante y desaparecen. Un encargo, comprar gel de baño, un billete de viaje, la noche cayendo, la soledad y el amor a la vida, pese a todo y sobre todo. Es suficiente salir, mirar, callar y respirar pleno. Eso es todo.