Adolescencia
Ha llegado el momento del verano en que somos sólo cuerpo. Y, así, nuestro cuerpo piensa mejor que nuestra mente: pide poco, recoge mucho, todo lo absorbe, participa siempre, está, en medio del mundo hermoso. La ciudad adolescente me ha ayudado como todos los veranos a convertirme en cuerpo. La ciudad de las aguas. La ciudad de la piel.
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