martes, 1 de julio de 2008

Casillas

Los dioses no tienen otra más sustancia que la que tienen ciertas personas. Yo he estado con algunos en estos días. Repaso:
- Quien lo ha perdido todo, y ríe.
- Una mujer llena de proyectos, proyectos pequeños: un abanico precioso pintado por ella, con diferentes y únicos motivos, para cada compañera, conocida y amiga o no, un proyecto ilusionante de lecturas históricas, el cuidado de la madre enferma en casa, el amor a los hijos de diferentes edades y trayectorias, la inmensa generosidad. Quien no tiene tiempo para nada, tiene tiempo para todo.
- Quien, tan educado como alegre, se acerca a desearte feliz verano, y piensas que así será porque quizá te ha contagiado con su deseo de su vida armónica, pequeña y completa.
- La mujer hermosa que no te conoce y entra feliz en tu casa a preguntarte y a hablar y a resolver dudas y viene con su hija que apenas habla y se mantiene ya en un equilibrio torpe. La mujer hermosa gesticula, ríe, es feliz, porque su cuerpo pleno así lo dice, y tiene las uñas de las manos delicadamente pintadas de un rojo intenso y es la plenitud.
El grito feroz y continuado de un hombre silencioso al levantar el trofeo deportivo frente a los ojos de Europa es el resumen y el emblema en el aire de todos los dioses de carne y hueso, a todos los recoge en su plenitud y en su valor.
Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo. "Espacio" Juan Ramón Jiménez

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