lunes, 23 de agosto de 2010

Mas Mañanas

Yo quise que a esta casa del Sur le pusieran de nombre mis padres "Mas Azul", porque al amanecer, como hace una hora, viene un cielo al porche y se queda a desayunar, un cielo malagueño suave, fresco, de un azul intenso y sólo azul.
Las mañanas, una vez más, tras tanto ajetreo. Las solas mañanas que nos permitan ver que el mundo está intramuros del alma, sólo ahí.
Todos los años se pierde una historia y una canción. Se pierde hasta la memoria de los milagros. Pero las mañanas, amigo Trabazo, permanecen. Álvaro Cunqueiro.

sábado, 21 de agosto de 2010

Fe

Y entrar en las iglesias, los dos, juntos, y ante el Sagrario, en Tu casa, rogar que seas clemente, Señor, que ilumines Tu rostro y nos salves.

martes, 17 de agosto de 2010

Balance

Una vez más, tras junio incendiado y las espinas de julio, llegan las flores de agosto. Y adivinar el silencio milagroso, allá, por septiembre.
(16 de agosto de 2010)

Margen al resplandor

Y todavía queda un margen para el resplandor del mundo. Ese fulgor son nuestros niños -Pablito, David, Carlos, Victoria, Agustín y Santiago, Cristina, Adrián-, su alegría marciana, su paz y es, también, el maravilloso silencio, que nos deja ver el mundo libre, brillante y en paz.

... pero de lo que más se contentó don Quijote fue del maravilloso silencio que en toda la casa había... El Quijote, Cap. XVIII, 2ª parte

(16 de agosto de 2010)

La luz del Paraíso

Se trata de esta luz que ahora ven mis ojos. Es cercana e íntima. Hoy es gris, casi plomiza y baja. La realidad parece así un manto de plata vieja, las cosas, los tejados de pizarra, el agua de la ría, los rostros.

Se trata, aquí, en el Paraíso, de mirar y aceptar la sencillez compleja de la realidad, su hermosura lenta y pausada.

(8 de agosto de 2010)

Los días del Paraíso. II

Los días del Paraíso comienzan a decir adiós. La luz, en las tardes, ya viene cansada y oro de los largos días de julio blanco. La luz ya es una luz de despedida.

Otro verano en el Paraíso. Aceptar esta belleza es una tarea difícil, porque pide un espíritu bello, en calma, quieto, y el mío está, como siempre, a pájaros.

(6 de agosto de 2010)

Tú. II

Duermes a mi lado. Tu cuerpo desnudo, en paz, blanco, y tu alma pura.

Mi vida, tu alegría pura, tu paz desnuda.

(2 de agosto de 2010)

Carlos y el mar

Las tardes del Paraíso no se acaban. Pasadas las once de la noche, todavía una luz milagrosa colorea de tinieblas el horizonte cantábrico. Carlos, ya vencido del día, descansa, los ojitos fijos y somnolientos. Tras sus ojos, en la ría, está el dios de las aguas.
Esas horas con Carlos al lado del mar, paseando, viéndolo empezar a caminar, reírse, abrazar, darnos vida, son una forma muy alta de la felicidad.
(31 de julio de 2010)