viernes, 9 de abril de 2010

Carlos y las naranjas

Esta luz que tiene la Historia dentro te da en la cara, Carlos, cuando paseas la tarde cordobesa. Todos los siglos te doran la piel, pequeño hombre nuevo, que has venido con tu pequeña luz de no sé qué reino en paz. Pequeño Carlos, el Guadalquivir, su fértil llano y los naranjales de Palma del Río te alfombran de azahar las blancas calles para que tú las pasees. Pequeño Carlos, por las tardes, sobre el manto blanco de azahar, rumoroso de vida, de paz y de blancura.

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