Haiku
En cola frente a una ventanilla, un desconocido me tiende su mano: "Hola, todavía recuerdo el haiku que nos enseñaste: con gran sosiego / camino solo, y solo / me regocijo".
Sembrar belleza, extenderla, ofrecerla. Eso es todo. Y pasados los años, muchos, un hombre nos saluda, y ese mensaje cifrado es la contraseña que abre las puertas de la vida. Con gran sosiego / camino solo, y solo / me regocijo.
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