jueves, 31 de diciembre de 2009

Otra vez Sevilla

No habían dado aún las seis de la tarde y la Plaza de San Lorenzo estaba desierta y fría, mojadas las paredes de la Basílica, la estatua de Juan de Mesa y la terraza de "El sardinero". Faltaban unos minutos para que se abrieran las puertas del templo y en una tarde final de diciembre, solitaria, desabrida, toda agua y gris, ya se había reunido un pequeño grupo junto a la entrada: una pareja de homosexuales, una envejecida mujer de unos cincuenta años, con un manojo de claveles rojo pasión en una mano, liados con una bolsa de plástico, muy largos los tallos verdes, un forzudo de gimnasio, una abuela con su nieto de pocos meses... Dieron las seis y se abrieron, también para mí, las puertas del templo, de par en par.
No soy digno de entrar en Tu casa, pero una palabra, sólo una palabra... Allí estaba, con una túnica cárdena, la zancada, la majestad, el poder. Es el único templo en el que no puedo rezar: miro. In manu eius potestas et imperium.


2 comentarios:

Blogger Jesús Beades ha dicho...

Si no sonara pretencioso diría: quizá sea el único templo en que mejor rezas. Felices Pascuas.

31 de diciembre de 2009, 19:10:00 GMT  
Blogger Carlos RM ha dicho...

Marcos, ¡vaya víspera de Año Nuevo! Yo te lo deseo feliz y lleno de textos como éste, que leo con tantísimo placer. Gracias.

1 de enero de 2010, 11:49:00 GMT  

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