viernes, 16 de octubre de 2009

Alicia de Larrocha

Las sonatas del Padre Soler, una vez más. Y una ofrenda, una oración para quien sólo creó belleza y silencio. No es mal modo de pasar por la vida: ni una entrevista, sólo trabajo, dedicación absoluta, superación, hacer lo imposible. Sólo silencio, sólo luz. La recuerdo perfectamente en un muy lejano junio, en el Carlos V, recuerdo su seriedad, su presencia severa, y recuerdo, claro, el piano sonando mientras yo miraba la bóveda del cielo y veía la luna sobre la Granada mirífica. Una oración por la belleza y el silencio, para que nos acompañen siempre.

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