martes, 19 de febrero de 2008

Máscaras

El arrogante es un niño lleno de miedo.El circunspecto, una hiena.
En las lindes del dolor, la alegría más alta: en la vidas derruidas brota una extraña gratitud a la vida.
Dentro del caos, hay un orden sencillo y en las vidas laberínticas, certezas muy hondas.
Nada más hondo que el eternamente frívolo, harto de vida y de verdades amargas.
Suciedad y mugre y desamor en quien sugiere condenas, estira el dedo y pide orden.
La disciplina interna, la vida recta, para quien no encuentre otro camino.
Las palabras del silencioso son gemas entre el barro de las horas, y dicen la verdad.
Cuánta mentira, cuanta afrenta a la verdad, en la rectitud, la ejemplaridad y la limpieza.
Los justos, los ciertos, los exactos, los inconmovibles: la canalla.
Entre los locos, los torpes y los raros vive la verdad.
Quiero la fuerza de todos los débiles, porque es imbatible.


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Mateo, 23, 27-32

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