lunes, 16 de abril de 2007

Sexitana

Al cruzar tu tierra en la primera mañana y al regresar entre las calas y el mar blanco de la noche abierta, te recordé: tu pecho sereno clavándose en mi pecho, tu aroma a perfume barato, tus vestidos nuevos. Recordé un verso de A. Colinas: la noche de las orquídeas en las calas olvidadas. Era tu tierra y había pasado el tiempo, pero se alzaba tu belleza de mujer joven como un farallón inexpugnable contra el olvido y la disolución.
(Sábado, 14 de abril, 23:00)

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