Lisboa II
Vuelven los días de Lisboa, no se acaban. En mitad de las horas, entra en el almario un azul cielo color de mar y un mar celeste. Después, un rosa suave va impregnado el alma, hasta dejarla llena de pureza. Esos colores, azul y rosa, y un blancor único, van perfumando las horas y dejan el mundo lavado, nuevo y puro.
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