jueves, 29 de diciembre de 2011

En San Lorenzo

Antes de entrar en Tu casa, miro despacio la plaza entera, los niños eternos jugando locos, la terraza con los veladores antiguos, el despacho de lotería, los bares, los vecinos charlando. Todo lo que está tocado por Ti. Traspaso el atrio del templo y ya Tu presencia es abrumadora, física, todo lo llena, pesando en el aire eterno de la basílica. Me siento a ver Tu rostro, el volumen que ocupas en el altar, la verticalidad torcida de la cruz, Tus manos acariciando la madera. Pasa el tiempo.


Al salir, por Conde de Barajas, me dice mi madre al teléfono: "No tienes que hacer nada, basta con estar en Su presencia"


Que Tu Gran Poder, Señor, nos guarde, ahora y siempre.

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