jueves, 30 de diciembre de 2010

Carlos y el fuego

La casa está incendiada en este día. Mi madre ha cortado lavanda para que el fuego de la chimenea tenga otro aroma. La casa llena de luces y de fuegos pequeños. Carlos, incansable, pasea sus pocos meses de vida -ya van quince- y nada teme. Mira con reverencia el fuego. Todo lo demás es fuerza, carreras, alegría salvaje. Sólo el fuego. Ante él, parece pensar, se detiene, mira con asombro y respeto.
Ya lo sabe todo, con quince meses. Por eso, al mirarlo, pienso que es mi maestro en la esperanza y en el vivir.
Por el fulgor del fuego,
que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo. Jorge Luis Borges

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