domingo, 14 de noviembre de 2010

Only love

Ayer lo escuché por segunda vez, seis años después, en el mismo teatro, contigo a mi lado. La soprano, con un inmenso ramo de flores blancas entre los brazos, inerme, pura, cantó el Amami , Alfredo, mientras la percusión hacía que temblara el teatro, que se rompiera. Sólo dos palabras.
Leo estos días un libro que comienza con estos versos de Emily Dickinson: Only love can wound, /only love can assist the wound.
Lo vedi? ti sorrido.
Sarò là, tra quei fior
presso a te sempre.
Amami, Alfredo, quant´io t´amo
Addio
(Violetta en el acto II de La Traviata)

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