jueves, 1 de mayo de 2008

Sade

Una forma muy honda de ponerle nombre a las cosas más hermosas: esa tristeza que confundimos con la alegría, esa felicidad un mucho triste de lo que no puede ser más bello y está pasando y lo sentimos huir, los mediodías de fuego con los sentidos henchidos de realidad, los azules todos del mar y del cielo. Esa música es todas las veces que no podemos hablar, porque las cosas más hermosas, de puro tristes y bellas, no tienen palabras. Esa música nos dice, y somos otra vez jóvenes y azules, y un poco tristes, y muy alegres. Y el silencio de esa voz honda es la plenitud.

1 comentarios:

Blogger Belén Peralta ha dicho...

Te entiendo perfectamente porque yo, muchas veces, he sentido lo mismo oyéndola.

B.

30 de mayo de 2008, 16:42:00 GMT+1  

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