sábado, 22 de enero de 2011

Domestica sede

Ha amanecido un nuevo día, nuboso, tristón, lleno de intimidad. El desayuno ya ha terminado y el café continúa un poco más. Todo el día por delante, entero y vero. Toda la hermosura, ahí, ofrecida. Ya nos encargaremos nosotros de destrozarla y perderla.

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