Tierra de promisión
Al abrir las ventanas al viento de poniente ha invadido la casa un delicado aroma marino, mezcla de yodo y sol. Todo está completo ya. Hemos llegado a otra primavera. El sol, lento y calmo, ha conquistado nuevamente su lugar y ya no somos peregrinos en mitad del frío. Estamos en la tierra prometida.
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