domingo, 17 de abril de 2011

Trapiello

Llevo unos días viviendo en el Apenas sensitivo de Trapiello. Había olvidado que tenía que estar al caer la nueva entrega de los diarios. El primer día de descanso, la primera tarde de ocio de las vacaciones, el viernes, apareció en una librería de Málaga. Noche del viernes, horas del sábado lentas, madrugada del domingo de Ramos. Como una de las muchas flores silvestres de los alrededores de Las Viñas, así las horas de estos días están llenas de ese aroma delicado y de cristal del libro. Delibes, Jiménez Lozano, la vida del dolor, Lisboa dentro de un fanal, París, Málaga, muchachas anónimas, lirios salvajes del campo extremeño, la vida misma, quieta y significante.

Junto con el libro, cayó otro, unas memorias bien distintas, sin equis. Dice en ellas un Pla muy anciano : Yo aún puedo tirar dos años más. Quiero ver estos árboles, el cielo. ¿Sabe por qué la gente no mira al cielo? Porque es tan bonito.

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