jueves, 16 de julio de 2009

Valdevaqueros

Trae el aire un olor que yo conozco a la tierra atlántica de Cádiz, es un aroma de hierbas silvestres quemadas por el sol puro del Estrecho y de mar al mismo tiempo y de tierra buena. Es también tu tierra. "África a un lado, al otro Europa", el mar solitario, los espacios abiertos a la luz, la bóveda de eucaliptos sobre la carretera comarcal, la inmensa luz, la arena de mil formas de oro, los cuerpos que caminan untados de un barro azul casi marciano con toda naturalidad, los niños libres, como el que tu fuiste en esta tierra de luz, de verdad, de tristeza.
La noche vino en Tarifa, donde tu niñez montaba en bicicleta muy temprano en la mañana, donde subías al castillo de Santa Catalina, donde conocías esta vida atlántica del Sur, tan llena de sombras amables, de espacios vacíos, de soledades, de silencios y de gran belleza.

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