viernes, 5 de enero de 2007

Oriente

En la librería, un señor de mediana edad, padre o tío, compra esta noche cuatro tebeos de Tintín. Pide dos paquetes y entrega dos billetes de diez euros a la dependienta, para que los esconda entre las páginas de los libros, antes de envolverlos. La librería tiene historia para mi, porque asistí a su nacimiento. En la calle pasa una cabalgata pueblerina y fea. Los libros de Hergé, esas páginas llenas de colores tenues, japonerías, salakofs y pantalones bombachos: siento la emoción estética que los niños sentirán cuando rasgen el papel y encuentren los tebeos, fue la que yo sentí ante esos mundos raros de papel.
El mundo, la vida, la realidad tienen sus magias pequeñas.

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